A 45 AÑOS DE LA MASACRE EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS “MUNICH 1972”

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Las olimpiadas siempre son motivo de alegría y entusiasmo para el país anfitrión y para cada uno de los deportistas y delegaciones que participan. También, por supuesto, para el público general que espera impaciente este acontecimiento cada cuatro años.

Sin embargo, la competición de 1972 no quedó en los libros por las hazañas deportivas sino por el asesinato de 11 deportistas israelíes en manos del grupo terrorista palestino “Septiembre Negro”, el mismo que meses atrás había terminado con la vida del Primer Ministro jordano Wasfi Tall.

 

CRÓNICA DE UNA NOCHE TEÑIDA DE SANGRE

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La noche del 4 de septiembre, atletas israelíes habían salido a disfrutar de la ciudad antes de regresar a la villa olímpica. Cerca de las 4:40 de la mañana, mientras dormían, ocho terroristas fuertemente armados y vestidos como deportistas escalaron una reja de dos metros que rodeaba el complejo siendo ayudados por deportistas estadounidense que, desconociendo su verdadera identidad, creyeron que simplemente se trataba de otros competidores que querían acceder de forma secreta sus habitaciones luego de una noche de diversión.

En ese instante Moshé Weinberger, entrenador del equipo de lucha, escuchó un ruido detrás de su puerta. Ya era tarde, un grupo armado había ingresado en su habitación y “la cacería” contra la delegación israelí estaba por comenzar. Algunos de los deportistas fueron alertados por los gritos que provenían de la habitación de Weinberger y pudieron escapar antes de ser detectados. Otros fueron tomados como rehenes y posteriormente asesinados.

A primera hora de la mañana los terroristas dieron a conocer su causa: exigían la liberación de 200 presos palestinos encarcelados en prisiones de Israel. A cambio liberarían a los rehenes. El ministro de interior alemán y el embajador israelí estuvieron presentes en las negociaciones en las que el representante de Israel  se negó a aceptar las condiciones puestas por el grupo “Septiembre Negro”.

 

EL FINAL

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Con el día avanzado, y sin llegar a un acuerdo,  los terroristas cambiaron su pedido: exigían volar a El Cairo junto con los 9 rehenes. Fueron trasladados al aeródromo militar de Fürstenfeldbruck, pero todo se trataba de una trampa planificada por la policía alemana.

Todo terminó con un feroz tiroteo donde murieron los 9 rehenes israelíes, cinco de los ocho terroristas y un policía alemán. El operativo de rescate fue blanco de críticas de todo el mundo.

La organización  de los Juegos Olímpicos rindió un homenaje a las víctimas israelíes, pero no suspendió las olimpiadas.