Tato Bores, a 20 años de su muerte

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A pesar de haber actuado en cine y televisión, fue en la televisión donde, con su humor político, marcó a generaciones de argentinos. En 1960 comenzó por Canal 9 con “Tato, siempre en domingo” con libretos de César Bruto y fue donde empezó a usar el frak, la peluca, el habano y los anteojos, hablando rápida y verborrágicamente. Ese año recibió de APTRA un premio Martín Fierro como Mejor Actor Cómico.

En 1966, después del derrocamiento al radical Arturo Umberto Illia, batió récords de audiencia con su monólogo dominical diciendo “Ustedes estarán esperando que yo hable de la que se armó. Pero de la que se armó no pienso hablar y de la que se va a armar, mucho menos”.

En 1974, un Secretario de Prensa de Isabel Perón ordenó a sacarlo del aire con la excusa del duelo nacional por la muerte de Perón.

Con la empresa Artear, encabezó uno de sus últimos grandes ciclos: “Tato de América” (1992), que obtuvo altos picos de rating. Se disfrazó de Cristóbal Colón haciendo referencia a los 500 años del descubrimiento de América y fue ese el programa que provocó una polémica censura de la Jueza María Servini de Cubría la que, al ser levantada, dio ocasión a una regocijada canción burlesca colectiva.

En 1993 Tato realizó su último ciclo televisivo ¡Good Show!

Tato Bores, que había nacido en Buenos Aires como Mauricio Borensztein en abril de 1927, falleció un día como hoy en 1996 en la misma ciudad.

Tres años después de su fallecimientos, sus hijos Alejandro y Sebastián editraron una recopilación de sus últimos trabajos, emitida por Canal 13 en su honor.

 

LA CENSURA DE LA JUEZA MARÍA SERVINI DE CUBRÍA

Aunque no había visto el programa, Servini de Cubría objetó dos breves escenas de unos ocho segundos en total. En ellas, un personaje animado por Tato -Helmut Strasse, un arqueólogo del año 2492, especializado en la por entonces desaparecida Argentina- hacía referencia a la escueta multa de 60 pesos con la cual la Corte Suprema de Justicia sancionó el 3 de marzo a la jueza por graves irregularidades en la causa por lavado de narcodólares, bautizada como el caso Yoma, de la que finalmente fue separada.

Servini de Cubría utilizó un argumento llamativo por su debilidad: aseguró que un llamado telefónico anónimo le alertó que el domingo, en el programa de Tato Bores, se emitirían escenas ‘referidas a su persona con caracteres injuriosos’ y ‘difamantes’.

La jueza solicitó ‘el secuestro inmediato del tape o, en su caso, que se impida provisionalmente la proyección’ de esas escenas. El pedido fue rechazado por una Jueza en primera instancia, Alicia Barbagallo, y la Cámara, con una celeridad inusual, resolvió acceder a la demanda de la Servini.

La respuesta del programa de Tato Bores fue (es y será), inolvidable.

 

SU RECONOCIMIENTO EN PLENA AVENIDA CORRIENTES

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La escultura está en Av. Corrientes al 1300 y recuerda al genial humorista que con su smoking, su peluca, anteojos y patines divertía a toda la familia a través de la televisión. Fue uno de los más destacados humoristas políticos del país, rol que ejerció con una ironía, crítica y sagacidad que le permitieron desenvolverse, inclusive, en momentos que la libertad de expresión estaba oprimida por los gobiernos de facto.