La interesante vida de Miguel Najdorf
Nació el 15 de Abril de 1910 en el seno de una familia judía, aprendió a jugar al ajedrez a la edad de 14 años, algo que ocurrió por pura casualidad: el encargado de enseñarle fue el padre de un amigo al que había ido a visitar, el hombre estaba aburrido y pidió a Najdorf que jugase una partida con él mientras esperaba a que su hijo se preparara. Evidentemente Najdorf perdió la partida, pero se enamoró del juego en el acto.
En el año 1936 jugó sus primeras Olimpíadas de ajedrez en Munich, con la selección polaca de ajedrez. Polonia cosechó un gran éxito al conquistar la Medalla de Plata. Najdorf obtuvo la medalla de oro en su tablero, algo que le llenó de orgullo por su condición de judío, teniendo en cuenta el país en que se celebró el evento.
En 1939, el inicio de la Segunda Guerra Mundial lo sorprendió en Buenos Aires, ciudad en la que se desarrollaba la Olimpíada de ajedrez de 1939, en la que representaba a Polonia.
Estando ya en Argentina el horror sacudió la vida de Najdorf, los nazis invadieron Polonia y su esposa e hija quedaron confinadas en el gueto de Varsovia. Para Najdorf fue como volver a nacer, siempre decía que había venido al mundo dos veces: a los cero años y en Buenos Aires en el 39. Su vida se convirtió en un infierno al no poder conocer el destino de su familia. Buscó refugio en el ajedrez y comenzó a jugar profesionalmente para poder mandar dinero a su familia en tan difíciles momentos.
Muchos familiares de Najdorf murieron y más tarde supo que su esposa e hija habían fallecido en el campo de concentración de Auschwitz. Esta triste noticia no fue conocida por Najdorf hasta el final de la guerra cuando regresó a Polonia en busca de algún rastro de sus parientes. Entre familia y amigos Najdorf perdió a más de 300 personas.
Najdorf fue uno de los mejores jugadores del mundo en los años cuarenta y cincuenta, y se destacó en la modalidad de partidas simultáneas de ajedrez a ciegas. En octubre de 1943 estableció el primer récord mundial de partidas simultáneas a ciegas en la ciudad de Rosario, en la sede del Círculo de Obreros, jugando contra 40 tableros y batió su propio récord de simultáneas en 1950, jugando contra 250 tableros.
Najdorf se ganó el respeto de todos sus rivales con estas actuaciones y supo confirmarlo con buenas desempeños en la mayoría de los torneos a los que acudía.
En las Olimpíadas de Drubovnik (1950), la primera vez que Najdorf representaba a la Argentina, obtuvo la medalla de oro. Argentina jamás había soñado con alcanzar un nivel tan alto, pero los exiliados de la II Guerra Mundial habían aumentado el nivel de los torneos y muchos de éstos jugadores habían decidido jugar bajo su bandera. Esta tendencia continuó en las siguientes Olimpíadas, como Helsinki 1952 donde Argentina logró la plata (sólo por detrás de la URSS) y Najdorf volvió a repetir como medalla de oro en el primer tablero.
Su estilo de juego siempre fue agresivo, sobre todo en su juventud donde practicaba el ajedrez de los tiempos pasados. Con el paso de los años se fue suavizando, algo que le ha ocurrido a todos los jugadores de ataque. Así lo contaba Najdorf: «Los jóvenes tienen tiempo para triunfar, combinar, atacar, buscar la belleza, es privilegio de jóvenes con talento. El aplomo del juego posicional vendrá después».
Su figura traspasó las fronteras del tablero y fue invitado por varias personalidades de la política; jugó partidas con Krushev, Churchill, Fidel Castro, el Mariscal Tito y el «Che» Guevara. También fue rival de 11 de los 19 campeones mundiales que suma toda la historia del ajedrez.
Cuando enviudó formó pareja con Rita, su última compañera de ruta que lo acompañó hasta 1996. Otra vez en soledad disfrutó de su rol de abuelo hasta el último minuto de su existencia, el 4 de julio de 1997.