LA HISTORIA DE LOS MUSULMANES QUE SALVARON A UNA SINAGOGA
Bradford es una ciudad de 300.000 habitantes situada a poco menos de 300km de la capital inglesa, Londres. Muchos años atrás, más precisamente entre 1820 y 1830, fue el sitio elegido por alrededor de 100 familias judías, en su mayoría comerciantes, que inmigraron desde Alemania soñando con un futuro mejor.
Muchos de ellos pasaron a formar parte de un activo muy importante para la sociedad llevando a la ciudad inglesa a ser gran exportadora de productos textiles. Máximo exponente de esos tiempos sigue siendo hoy en día la industria internacional de indumentaria Sir Jacob Behrens Group creada en 1834.
Hacia 1880 la población judía había crecido rotundamente alcanzando las 300 familias. Pero sin un templo donde ir a rezar iba a ser muy complicado mantener los valores del judaísmo, y de eso fue consciente el rabino reformista Joseph Strauss al momento encabezar la construcción de la Sinagoga de Bradford.
Guerras Mundiales, Holocausto e incluso elección de probar suerte en ciudades más grandes de Inglaterra hicieron que durante el siglo XX la población judía de Bradford fuera disminuyendo gradualmente con el correr de los años llegando a convertirse en una pequeña colectividad de 40 familias.
Pero los problemas más graves surgieron en 2012 cuando la sinagoga, a causa de graves problemas edilicios, corrió serio peligro de derrumbe. Las modestas ofrendas de los 45 fieles que concurrían con habitualidad no eran suficientes para cubrir los costos de la reestructuración y por ende el cierre de la sinagoga era inminente. La salvación llegó quizá del lugar menos pensado: la intervención de la comunidad musulmana de Bradford que organizó una colecta y juntó alrededor de 200.000 dólares para las reformas estructurales fundamentales que la sinagoga requería.
La respuesta de los integrantes de la Sinagoga de Bradford no tardó en llegar y en una histórica decisión nombró a Jani Rashid, un musulmán islamita, como integrante del consejo mayor de la institución. El mismo Rashid celebró la decisión manifestando «Esto nos ayuda a respetar la diversidad y compartir en nuestras creencias comunes de la decencia, el respeto y la compasión por los demás seres humanos».