LA CELEBRACIÓN DE LA VIDA
Cada sobreviviente del holocausto tiene mucho para contar. La gran mayoría logró transformar el sufrimiento vivido en docencia para la transmisión del legado para las generaciones siguientes. Otros, como los polacos Reuwen «Ruby» Sosnowicz y Saul Dreier, lo convirtieron en música.
Sosnowicz (86 años) nació en Varsovia y por fortuna logró sobrevivir al Guetto de esa ciudad. Luego de ser liberado emigró primeramente a Israel donde se unió al ejército y posteriormente a Nueva York, Estados Unidos. Allí fue peluquero y músico llegando a tocar en fiestas, eventos e incluso en el famoso Studio 54.
Dreier (90 años) nació en Cracovia y trabajaba en la fábrica de Schindler. Si bien logró sobrevivir a tres campos de concentración, toda su familia fue asesinada por los nazis. Cuando fue liberado viajó a un campo de refugiados en Italia y posteriormente emigró a Nueva Jersey, Estados Unidos, para convertirse de a poco en un exitoso constructor de bienes raíces.
Durante 2014, la muerte a los 110 años de Alice Herz-Sommer, una pianista que había logrado sobrevivir al campo de concentración de Theresienstadt tocando el piano para los nazis, inspiró a Dreier a retomar la música que tanto lo había ayudado durante aquellos largos días de encierro.
El proyecto de crear una banda con otros sobrevivientes del holocausto fue tomada primeramente como absurda tanto por su esposa como por su rabino, pero Dreier, abuelo de 6 nietos, no se dio por vencido y comenzó a contactarse con todas las instituciones y organismos relacionados con el Holocausto consultando acerca de cómo podía encontrar a otros músicos sobrevivientes.
Un amigo le habló de Sosnowicz quien había tocado en diversas reuniones de sobrevivientes del Holocausto y el gran encuentro logró producirse en 2014 para formar la Holocaust Survivor Band la cual periódicamente brinda conciertos de música típica de Europa del Este en residencias de ancianos, sinagogas e incluso han llegado a tocar en hoteles de Las Vegas.
Al ser entrevistados, tanto Dreier como Sosnowicz coincidieron en decir que la música Klezmer los acompañó durante toda su juventud, incluso antes de Hitler, y que eso es justamente lo que quieren recordar. Para ambos, la música es su medicina, una forma de reconciliación con su propio pasado. La Holocaust Survivor Band es más que recuerdos amargos de infancia, es la celebración de la vida.