DEL RING A LA BIMÁ: BOXEADOR CAMPEÓN DEL MUNDO Y RABINO

La historia de un niño que por sufrir bullying comenzó a practicar boxeo y luego de convertirse en campeón del yuri foreman 1mundo comenzó a estudiar para ser rabino puede sonar cuanto menos digna de una película hollywoodense. Esa, pero con muchos agregados más, es la mismísima vida de Yuri Foreman.

Foreman nació en 1980 en el seno de una familia judía de Bierlorrusia, por ese entonces parte de la Unión Soviética. Desde muy pequeño practicaba natación, pero su sola condición de judío le valía las cargadas y el acoso constante por parte de sus compañeros de clase, lo que devino rápidamente en que sus padres decidieran que el pequeño Yuri cambiase su práctica deportiva por el boxeo.

Tras el colapso económico y político de la Unión Soviética en 1991 y, en busca de una mejor calidad de vida, los Foreman emprendieron viaje hacía Israel donde encontraron su lugar en la ciudad de Haifa. Las ganas del joven Yuri de continuar practicando boxeo contaban con un gran impedimento: no había gimnasios donde poder practicarlo, sólo algunos espacios árabes contaban con elementos útiles para su entrenamiento.

Aunque Foreman había ganado tres campeonatos y obtenido un record de 75 peleas ganadas sobre 80 disputadas, era sumamente consciente de que si su deseo era triunfar internacionalmente en el boxeo, Israel no era la mejor vidriera para poder hacerlo. Por eso, una nueva mudanza estaba a la vista, esta vez hacia Brooklyn, Nueva York. Saber que 26 campeones del mundo de origen judío habían surgido de tierras americanas, era una motivación extra para el joven.

Con 19 años, Yuri repartía su tiempo entrenando en el gimnasio y trabajando primeramente como delivery y luego en tareas de limpieza. Durante esos años aprendió a hablar inglés a la perfección y conoció a su actual esposa, Leyla Leidecker, una modelo húngara, cineasta y boxeadora amateur.

«El boxeo era sólo un trabajo para mí. Yo elegiría un trabajo diferente porque el boxeo es muy difícil. Pero me encanta el boxeo. Me gusta la capacitación; Me gusta la competencia; Me gusta empujar hasta el límite. Para mí, el boxeo es un deporte intelectual; casi como el ajedrez. Se juega de a un movimiento; y si haces un movimiento en falso, se paga por ello. Hay que usar el cerebro muy rápido”.

Su carrera iba en completo ascenso, pero sin embargo eso no lo llenaba del todo. Su materia pendiente no tenía que ver con los trofeos que tendría por delante para levantar sino por lo espiritual, lo religioso, sus valores y su herencia que había dejado de lado por el deporte.

yuri foreman 2 Un rabino cercano a su pareja lo hizo reflexionar y replantearse algunas  cuestiones que luego Yuri manifestó en una entrevista: “No puedo  observar algo que no entiendo. No tenía sentido para mí comer kosher y  no usar aparatos eléctricos en Shabat hasta que entendí por qué. Pero  cuanto más aprendía, más quería saber. Empecé a estudiar el judaísmo en  serio, leyendo libros y tomando clases con mi rabino. Mi religión no  significa que lo hago todo bien todo el tiempo. Pero me da orientación para tomar mis decisiones». Consecuencia de esto, en 2006 comenzó a estudiar para ser rabino.

El hito de su carrera llegaría en 2009 cuando derrotó al puertorriqueño Daniel Santos en la previa del combate principal entre Manny Pacquiao y Miguel Cotto obteniendo el título mundial de la WBA. Previo a esa pelea tenía más de un objetivo. “Voy a romper estereotipos. Yo sé que si gano haré mucho por el boxeo israelí y muchos judíos estarán orgullosos. Pero no sólo haré felices a los judíos, también a muchos árabes que me vieron entrenar y me dieron espacio para practicar boxeo durante mis años en Israel”.

El final de su carrera deportiva llegó en 2014 con escasos 39 años. Sus sueños deportivos fueron cumplidos pero los otros estarán por venir. «Tal vez pueda tener mi propia congregación», dijo días después de su retiro.