Jánuca y los macabeos
Cada momento es único, cada acción puede cambiar el rumbo de las historia y el milagro se puede producir. El mensaje de esta festividad está enlazado a la valentía de los cinco hermanos que pelearon y derrotaron al poderoso ejército griego.
El nombre «macabeo» proviene de Mi Camoja Baelim Hashem, que significa: «¡Quién es como Tú entre los dioses, D-s!». «Macabeo» es una declaración de una dedicación absoluta a D-s. Hijos del anciano sacerdote Matitiahu e idealistas, libraron la primera guerra de la historia que no fue por conquistar tierras o por poder, sino por un ideal religioso.
Después de la conquista de Judea por parte de Alejandro Magno, los helenistas griegos permitieron que su influencia cultural sedujese gradualmente a la población judía. La elite urbana de Jerusalem adoptó el lenguaje, la vestimenta, la cultura y el arte griego, incluyendo el pasatiempo de los deportes. La elección de los residentes cosmopolitas de convertirse en helenistas fue conforme a la tendencia mundial de la época. El judaísmo era considerado antiguo, tribal y restrictivo. En esa era, adoptar el estilo de vida griego era un prerrequisito para ser exitoso económicamente y culturalmente sofisticado.
Los judíos tradicionales como Matitiahu se oponían a esta conversión pero se les permitía continuar estudiando y observando la Torá hasta el año 167 AEC, cuando el rey Antíoco emitió un decreto que prohibía la práctica y el estudio de Torá, y establecía pena de muerte para quien no respetara dicha ley. Fue cuando en el poblado de Modiín las tropas griegas les ordenaron a los residentes que sacrificasen un cerdo a un ídolo, cuando Matitiahu mató al judío renegado que dio un paso adelante para cumplir lo comandado y al oficial griego. Luego él, sus hijos y un puñado de sus seguidores huyeron hacia las colinas.
Escondidos en una cueva de las montañas de Judea, acurrucados por el frío (porque el fuego podría revelar su ubicación), planearon su próxima movida. Nunca quisieron iniciar una guerra, ni soñaban con derrotar al poderoso y bien equipado ejército griego, pero no se acobardaron y milagrosamente terminaron ganando.
Después de tres años de guerrillas, expulsaron a los griegos de Jerusalem y del Templo Sagrado, y restituyeron el servicio en el Templo. Les llevó 26 años lograr una victoria absoluta, y, para ese entonces, cuatro de los hermanos macabeos habían sido asesinados. Sólo Shimon vivió para ver la retirada final de las fuerzas griegas de Jerusalem, y siete años después también fue asesinado por un complot seléucida.
El encendido de las Luminarias de Jánuca, durante los ochos días de la celebración es atribuido por el Talmud, al milagro del recipiente de aceite: cuando los asmoneos vencieron a las fuerzas paganas hallaron en el Templo profanado de Jerusalén, un solo recipiente sellado de aceite “kasher” (puro, apto), para el Candelabro de Siete Brazos, con el sello especial del Sumo Sacerdote. El recipiente contenía aceite solamente para un solo día de consumo de la Menorá del Templo. Así sucedió el milagro: el aceite de aquel recipiente alcanzó para ocho días de consumo en la Menorá, tiempo suficiente hasta que se prepararan nuevas reservas de aceite sagrado.
La historia de Jánuca es fuente de inspiración al bregar por los ideales de la herencia cultural y religiosa en medio de una mayoría ajena y de otra cultura dominante. Hay ocasiones en las que una perseguir los ideales puede ser arduo y dificultoso. Afortunadamente los macabeos no se rindieron ante la dificultad, convirtiéndose en modelos ejemplares para el judaísmo y para la vida.