Caricaturas sobre el antisemitismo en Polonia
Recientemente una muestra en Varsovia expuso el creciente antisemitismo que vivía el país entre 1919 y 1939, el período de entreguerras, cuando alrededor del 10 % de la población eran ciudadanos judíos.
Organizada por el Instituto Histórico Judío de Varsovia, incluyó trescientas caricaturas publicadas en la prensa polaca y giró en torno a la imagen deformada del judío que se popularizó en el país.
Grabados y dibujos los representaban como seres avaros, malignos y traicioneros; a la vez que proyectaban rasgos estereotipados, tal como los representaban los antisemitas de Europa: nariz aguileña, orejas grandes, barba y ropa negra.
Al extenderse el antisemitismo la situación se radicalizó. A diferencia de las décadas previas, cuando existían los matrimonios mixtos entre polacos judíos y católicos, en los años veinte y treinta llegó a señalarse al pueblo judío como la encarnación del demonio.
Previo a la II Guerra Mundial se convierte en centro de críticas y acusaciones. Se tacha al judío de bolchevique, comunista o capitalista explotador, se lo culpa de desangrar al país y de ser un mal patriota. Así también lo muestran los dibujos.
Tras la muerte del mariscal Jósef Pilsudski en 1935, jefe del Estado y padre de la independencia polaca, el antisemitismo se dispara en manos de su principal adversario, Roman Dmowski, político nacionalista y cofundador del partido Democracia Nacional.
Miles de judíos habían emigrado a Polonia desde la Unión Soviética y, sobre todo, desde Alemania, lo que incrementó el rechazo de parte de la población católica. En ciudades como Varsovia representaba un tercio de la población total.
Comienza a decirse que «la calle es de los polacos y las casas de los judíos”. Las autoridades introducen restricciones al número de alumnos judíos en muchas universidades de Polonia y las figuras públicas con antecedentes judíos, incluyendo artistas y escritores, son estigmatizadas por la prensa más radical.
En 1936 se introdujo una ley que obligaba a los propietarios de negocios a poner sus apellidos en los carteles de sus comercios, medida que condujo a un aumento de los ataques contra las propiedades judías. Finalmente, con la invasión nazi los judíos polacos se enfrentaron al drama del Holocausto.
La masacre de sus vecinos judíos es un pasaje oscuro en la historia de Polonia, del que todavía hoy se evita hablar. Actualmente se estima que en Polonia residen unos 12 mil judíos, una cifra muy alejada de los 3,4 millones que habitaban el país centroeuropeo en los años treinta.
Fuente: Aurora Israel