A 100 años del nacimiento del artista León Poch

Por Moshé Korin

Como tantos judíos argentinos, reconocía dos nacimientos: uno europeo y otro argentino. Dos suelos, dos lenguas, dos memorias. La figura de León Poch reconoce el doble movimiento de pertenencia y la doble travesía que caracteriza al inmigrante judío. Pertenecía a la generación que produjo el mestizaje cultural que inscribió los tópicos del judaísmo en la cultura argentina. Esa inscripción dio lugar a un lenguaje, de tal modo que en esa textura el judaísmo ya no es una condición universal abstracta, sino que deviene una experiencia singular, encarnada: la del judío argentino.

León Poch

León Poch

León Poch nació en Sosnowiec, Polonia, el 10 de febrero de 1913. Pero él prefería sostener que nació el día que llegó a Buenos Aires, en diciembre de 1928, cuando tenía 15 años. Se apropió inmediatamente de la experiencia argentina: se impone hablar sin acento el castellano y escribirlo sin errores. En 1930 ingresa en la Academia Nacional de Bellas Artes y en 1934 Natalio Botana lo incorpora como caricaturista del plantel del diario “Crítica”. Luego vendría la incursión en el teatro idish y su participación en las más variadas revistas del periodismo argentino y judío.

La obra de Poch es tan judía como el Talmud y tan argentina como Patoruzú. Precisamente, fue en la revista “Patoruzú” y en el diario “Crítica” donde el joven León forjó sus primeras armas intelectuales y artísticas. Resulta difícil reunir su obra bajo algún principio que le otorgue unidad: la dispersión y la heterogeneidad parecen ser los rasgos que la caracterizan. Acaso esto se deba a la personalidad de este artista algo especial, que se negaba a circular por los círculos exitosos del reconocimiento, lo cual impidió la sistematización institucional de su producción artística.

Uno de sus dibujos

Uno de sus dibujos

Pero hay otra razón que explica la dispersión de la obra de Poch: su gran diversidad. León fue dibujante, pintor, periodista, publicista, diseñador gráfico, humorista, escenógrafo, muralista, diseñador de tapices y vitrales. Los tapices que visten algunos pisos del reconstruido edificio de AMIA fueron tejidos reproduciendo obras especialmente creadas por este gran artesano de la cultura judeoargentina. Asimismo, los murales que lucen las paredes del “Bet Am” Medinat Israel, en la calle Álvarez Jonte de Buenos Aires, son obra suya.

Su última creación fue el libro “Cosas y casos judíos” (Editorial Milá, Dto. de Cultura de AMIA), donde no se sigue en él un orden cronológico, temático o genérico. Estamos simplemente ante casos judíos: figuras, temas y curiosidades se ofrecen como la esencia misma del judaísmo. Poco importa si esos casos acontecieron en la antigüedad o durante el siglo XX; no están allí para documentar la historia, sino para configurar la textura de una tradición, la trama de un pueblo. Lo que los vuelve compatibles, lo que les otorga sentido, lo que los inscribe en una armónica textualidad, es la mirada inquieta y curiosa de un judío interesado en transmitir las notas esenciales de la vida de un pueblo -el judío- a los lectores. Y así dice en el mensaje que inicia su lectura: “Espero lograr tansmitir a los lectores el amor y el orgullo que siento por el rico quehacer de mi pueblo, sobre todo a los jóvenes, porque ellos han de continuarlo”.

León Poch fue sepultado en el Cementerio Israelita de La Tablada el martes 28 de junio de 2005.