Quinto Iortzait de Norman Erlich

Norman Erlich

Por Moshé Korin

Cuando nuestro querido Norman se encontraba frente a un público, como el llamaba, “pintado”, es decir frío, que no reaccionaba, él solía contar lo siguiente:

“Es muy difícil hacer reír, y trataré de explicarles por qué. Cuando usted le cuenta un chiste a un francés, se ríe tres veces; la primera vez cuando se lo cuenta, la segunda, cuando se lo explica y la tercera vez se ríe, cuando lo entiende.”

“Cuando relata un cuento a un inglés se ríe dos veces: primero cuando se lo cuenta y luego, cuando se lo explica. Ellos son más fríos.”

“Cuando le cuenta un chiste a un alemán, se ríe una sola vez: cuando se lo cuenta, pues el orgullo personal no permite que usted se lo explique, y una vez que lo entendió, pasó el momento de reírse, ya no corresponde.”

“Pero cuando usted relata un cuento a un judío, antes de finalizar, él lo interrumpe: en primer término, porque ya lo escuchó, segundo, pues no es así como hay que contarlo, y por último, él se lo contará, para que usted aprenda cómo hay que contarlo bien”.

El martes 6 de noviembre de 2007, hace cinco años, a los 75 años de edad, Norman Erlich se fue de “gira prolongada”, requerido seguramente por los integrantes de la  corte celestial. También a ellos les faltaba poder expresar una saludable sonrisa.

Ahora que tanto bien nos haría su presencia, para entonar con su pícara inteligencia nuestra vida judía y argentina,  un tanto empañada, sentimos como nunca cuan cierto es aquello de que, para poder apreciar  la altura de una montaña, es preciso que tomemos cierta distancia de ella.

Sólo cuando el dolor por la ausencia del talentosísimo Erlich, que lleva ya sesenta meses, nos es dable apreciar su talla y se agiganta aún más su verdadera imagen.

El aporte de Norman a la cultura argentina también fue muy importante, pues ésta se constituye con las influencias y la comunicación de las diversas colectividades. La labor artística de Erlich, es un símbolo y un puntal de esa articulación, en la diversidad.

Norman era el monologuista en idish y en castellano por excelencia; a la manera del salmista bíblico cuando exclama: “Kol atzmotai tomarna”“Todos los huesos dirán” – o sea: “En mi decir, va todo mi ser”.

A nivel artístico, Erlich estaba dotado como pocos de talentos múltiples: la comedia, el drama, el varieté y el grotesco. Y los cuatro estilos se ensamblaban y se entretejían en uno, para ofrecer al público una graciosa e inteligente poesía total. Ese era Norman Erlich.

Un hito muy importante en su carrera fue editar junto al escritor Dov Segal y el periodista Bernardo Treister, a principios de los años ’50, la revista mensual en idish “Pach” (La cachetada), de gran difusión y muy esperada en la Comunidad, pues era redactada por tres jóvenes intelectuales.

Entre fines de 1956 y 1960, vivió Erlichen los Estados Unidos, haciendo giras con compañías teatrales y comenzando a incursionar en el género de los unipersonales, en los que comenzaba tomándose él mismo el pelo:

“Yo nací en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo, porque como muchos otros, en ese momento quería estar muy cerca de mi madre. Pero mi nacimiento no fue algo destacable. Se dice que todos los chicos vienen con un pan bajo el brazo, que son una alegría, que son un sol que asoma…Nada de eso”.

“Mi nacimiento, fue más bien traumático: mi mamá no se internó cuando nací. Se internó cuando me vio.”

“Nací tan feo que me tenían que poner anteojos para saber cuál de los dos extremos era la cara”.

 Ya de regreso a Buenos Aires se reincorporó al teatro idish profesional y al “Folks Teater” (Teatro Popular Judío), destacándose muy especialmente en la obra de H. Leivik “Keitn” (cadenas), dirigida por David Licht.

Recién en 1972 debutó en español en el Teatro Astral junto a Luis Sandrini, Paulina Singerman y Raúl Rossi en la obra “Pan criollo”, del autor César Tiempo. Luego estrenó su espectáculo en formato de “Café Concert” judeoargentino “Humorovich”, secundado por Yaki y Frida. Entre sus unipersonales se destacan “Es puro cuento” y “Haga click”.

En televisión trabajó en los ciclos: “Casi una pareja”, “Porcelandia” y “Calabromas” entre otros.

En cine tuvo participación en 13 películas, destacándose en “18-J”, “El abrazo partido” y “Cohen vs. Rossi”.

Inolvidables fueron sus actuaciones en idish junto a Luis Minces y Leibele Schvartz en el Teatro Catalinas de la calle Florida.

Cabe  destacar también, sus exitosas actuaciones en casi todos los países latinoamericanos, en Estados Unidos, Canadá, Europa e Israel.

Estamos estremecidos por el amigo, el actor, el humorista que hace ya cinco años se fue físicamente, mucho antes de lo esperado; pero estamos muy agradecidos por haber podido conocer, sentir, percibir y apreciar un talentoso ser humano, que ahora ya es parte de cada uno de nosotros. Erlich fue enterrado el día 8 de noviembre de 2007 en el cementerio judío de La Tablada.

Cerremos por un instante los ojos y reconstruyamos en la fantasía, la imagen de este creativo que se llamó Najman, Nahum Isaac, hijo de Samuel y Rosa, padre de Paula y Víctor, suegro de Fabián y Sabina, abuelo de Mora, Ivana, Lucas, Maia y Noaj, sus cinco nietos, esposo de María, y a quién nosotros, por siempre, seguiremos llamando: ¡Querido Norman Erlich!