El legado de la música klezmer

“Klezmer: no es sólo música, ¡es un estilo de vida!”

Hankus Netsky

 

Klezmorim

Inspirados en las melodías laicas, las danzas populares, los “khazones” (khazanut, liturgia judía) y en los “nigunim” (melodías simples y frecuentemente sin letra), la música Klezmer se originó en los “shtetl” (aldeas) y ghettos de Europa del Este, donde los trovadores judíos itinerantes, conocidos como “klezmorim”, tocaban en los eventos festivos de la comunidad judía.
“Klezmer” es un término idish, que combina las palabras hebreas “kley” (instrumento) y “zemer” (canción): instrumento de la canción. Los “klezmorim” adquirieron la habilidad de generar un tipo de música diversificada, fácilmente reconocible y ampliamente valorada alrededor de todo el mundo.
En el siglo XVI las melodías klezmer fueron combinadas con distintas letras, gracias al maestro de ceremonias en las bodas, la lectura del libro de Ester durante la festividad de Purim y el teatro idish.

 

Músicos klezmer, Verecke, Hungría, 1895

La música klezmer incluye un enorme repertorio, en el cual puede expresarse una amplia gama de emociones humanas, tales como la alegría y la desesperación, la devoción y la rebelión, la meditación y el amor.
Con la destrucción del segundo Templo de Jerusalem, en el año 70 de nuestra era, los judíos se precipitaron en el dolor, deteniendo la utilización de instrumentos musicales, a excepción del shofar en Rosh Hashaná y Iom Kipur.

En la Edad Media, los instrumentos musicales volvieron al centro de la escena en los festejos religiosos más alegres. Los músicos judíos, profesionales o no, solían viajar por toda Europa Oriental para tocar en cumpleaños, en el nombramiento de un nuevo rabino, en la llegada de una nueva Torá, en la visita de una celebridad, en la inauguración de una sinagoga, en circuncisiones y, como era costumbre, en casamientos.

 

Denominados como “semi-parias” en la escala social, estos músicos se encontraban apenas arriba de los mendigos y criminales. “Klezmer”, “klezmeruke” y “klezmeriwke” eran términos usados como insultos hasta ganarse una buena reputación que los llevaría a ser muy solicitados.

A principios del siglo XIX, más de cinco millones de judíos de Europa del Este fueron confinados en guetos. Allí, la mayoría de los músicos aprendía a tocar “de oído”, transmitiendo la profesión de generación en generación, por medio de una jerga específica en idish denominada “klezmerloshn”, llena de anagramas y dobles significados. Entre colegas, formaron gremios, a fin de ejercer presión contra el gobierno.
Después de la Shoá, las inclinaciones hacia la asimilación cultural y el Sionismo entre los judíos norteamericanos, provocó el abandono de este tipo de música judía, hasta 1970 cuando revivió con fuerza en dicho país, llegando rápidamente hasta Europa.

Música klezmer en el Auditorio AMIA

Si bien el klezmer es fácilmente reconocible por sus características expresivas, llena de risa y sollozo, el estilo intenta imitar el canto del Jazán. Sin embargo, desde su resurgimiento, es posible distinguir tres corrientes en el klezmer. Los músicos de la corriente principal continúan tocando klezmer especialmente en los eventos festivos de la comunidad judía. Otros músicos más tradicionalistas tienden a actualizar el sonido tomando los arreglos del pasado. Sin embargo, para la mayoría de los klezmorim contemporáneos, su música consiste en un universo espiritual donde expresar sus ideas, sus composiciones, incluyendo otros ritmos como el jazz, el pop, el rock y tendencias étnicas tales como la música india, bhangra, árabe, céltica, entre otros. Por otro lado, en la actualidad, existen fusiones e inspiraciones provenientes de los nuevos ritmos: reggae, ska, hip-hop, drum´n bass, disco, tecno, house, rap, etc.

Sea cual sea su corriente, la música klezmer ha sabido acompañar al pueblo judío en todas sus etapas, convirtiéndose en un verdadero legado entre generaciones.