Tradición alrededor de la mesa
Los valores bíblicos pueden ser aplicados a lo cotidiano, el sentido de la equidad y la justicia puede verse en la distribución de las porciones en una mesa. Familias de todos los niveles socioeconómicos practican las mismas costumbres ligadas al decoro y al respeto por el comer, el cual merece tiempo y dedicación. Se trata de toda una costumbre judía: la mesa tendida con un mantel, blanco en las festividades, la vajilla acorde al momento y, por supuesto, los alimentos tradicionales.
Las festividades
La cocina judía se bifurca en dos grandes brazos: la familiar y la de las festividades, con un espacio único y especial, el del encuentro de los viernes por la noche para recibir al sábado, el día de descanso donde la prohibición de encender fuego se mantenía en todas las capas sociales.
Cuando las corrientes inmigratorias convergieron en nuestro país y cada grupo se fue aglutinando en pequeños clubs o cooperativas culturales o comerciales, las comidas y sus estilos fueron señalando los orígenes de esos inmigrantes, sus tradiciones y costumbres. Las recetas propias de cada ocasión y el modo de condimentarlas hablaban claramente de dónde habían llegado: sal y pimienta para rusos, ucranianos, galitziáner; con algo de azúcar para rumanos y países cercanos, y con bastante azúcar (aún para las comidas saldas) para la mesa polaca. Las festividades eran los momentos para aglutinar a los familiares cercanos, hacer un lugar a quienes no tuvieran con quien compartir las alegrías y ofrecer lo mejor de cada repertorio acorde a lo señalado por la liturgia de la mesa.
El pékale
La solidaridad fue y es una práctica constante en el pueblo judío y al final de cada reunión, nadie se va con las manos vacías. A ese envoltorio lleno de amor y sabor se lo llamó (y aún hoy se lo llama) el pékale, literalmente “el paquetito” que no es sinónimo de sobras sino de porciones expresamente hechas para que hijos, nietos y amigos extendieran el recuerdo de esa mesa en días subsiguientes. No es cuestión (pensarían las idishe mames) de esperar hasta el próximo encuentro para seguir saboreando cosas ricas de la mamá… En la actualidad, abuelas y madres de esta generación, se llamen bobe, abu o abi, siguen envolviendo porciones de guefilte fish (pescado relleno), knishes (bollos rellenos de papa y cebolla) o leicaj (torta de miel) para seguir despertando sensaciones de lo judío en mesas que nos heredarán.
Jalá, el pan tranzado
Es el símbolo primario del alimento en la mesa judía y su presencia va más allá de lo religioso o tradicional. Un trozo de pan puede ser suficiente para alegrar el corazón de los hambrientos y su ausencia, la señal de que en esa mesa falta lo mínimo con que se puede sostener la dignidad del hombre en cualquier lugar del mundo. Trenzado y alargado, preside la mesa de los viernes. Redondo, acompaña la del Año Nuevo, Rosh Hashaná, como referente de un tiempo que se inicia, finaliza y vuelve a re-comenzar.
En tu familia, ¿hay alguna tradición que no puede faltar durante las festividades? ¿Quién prepara la mesa? ¿Cuál es la fiesta que más te gusta pasar en familia?
Fuente: Miriam Becker “Sobre el blanco mantel de los recuerdos”, del libro “Buenos Aires idish” compilado por Perla Sneh. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2006.