1940: Vacaciones en el Campo

Por Juana María Pluscalovsky

Nací en un pueblo al norte de Santa Fé, Las Palmeras. Mis abuelos, Ana Oscherov e Isaac Mischkin, emigraron de Rusia y llegaron a estas bellas tierras de América llenos de ilusiones.

En el campo, encontraron gente buena, que los recibió muy bien. La tierra, negra y húmeda, contaba con grandes extensiones listas para trabajar. Allí, formaron su familia, su chacra, y sembraron maíz, alfalfa y todo lo que se necesitaba.

Abajo (izq. a der.): Isaac y Ana - Arriba (izq. a der.): Tíos, Primos, Madre y Tío de Juana

Pero los padecimientos también llegaron con el tiempo. Sequías, inundaciones, langostas y demás. Con mucho esfuerzo, fueron superándolos.

Compartieron con los criollos, armoniosamente, la vida en ese lugar tan lindo, y poco a poco ellos y sus hijos también fueron gauchos con bombachas, botas, ponchos y sombreros. Recuerdo los caballos, las vacas, la leche espumosa llenando mi jarro. El molino, el agua, el aljibe. Todo hecho por ellos.

La casa era muy grande, de piedra. Tenía un horno para cocinar pan, en su parte trasera. Mi abuela Ana, muy tempranito, mientras sus hijos y el abuelo Isaac ordeñaban, preparaba sabrosos bollos. Usaba un pañuelo blanco para cubrir sus cabellos tan rubios, y preparaba el desayuno.

También armaron su quinta con verduras, frutas y flores.

Arriba (izq. a der.): Berta y Elías - Abajo: Vecinos y Juana

En el galpón de la alfalfa, se casaron mi mamá Berta y mi papá Elías.

Cuando tuve dos años nos trasladamos a Buenos Aires, pero todos los veranos pasaba 3 meses con mis abuelos. Era un paraíso para mí.

Cuando el tren que nos llevaba entraba en el andén de la sencilla estación, sentía que el corazón se me detenía en el pecho, de felicidad.

En el campo jugaba a buscar huevos, a que las gallinas se escondieran en lugares increíbles. Caminaba, miraba los pájaros, aspiraba ese aire tan peculiar del campo. Juntaba flores silvestres y volvía a la casa a escuchar las historias de mi abuela.

En la noche, mirábamos al cielo tan oscuro y cubierto de estrellas mientras cantábamos. Todo era ¡tan puro! ¡tan simple! ¡tan inocente! Mi infancia fue en ese lugar, tan dulce y tan maravilloso que desearía para todos los niños del mundo algo de lo que yo viví.

¿Cuáles son los recuerdos de tu infancia? ¿Pasaste momentos mágicos en el campo como lo hizo Juana? ¿Qué memorias guardás respecto a tus padres y/o abuelos?

Este testimonio fue otorgado por Juana María Pluscalovsky para su publicación en este blog, El Orgullo de Ser Parte. Si vos también tenés ganas de compartir tu historia con la comunidad, escribinos a kakerman@amia.org.ar